viernes, 5 de mayo de 2017

6 DE MAYO, CELEBRAMOS A SAN PEDRO NOLASCO FUNDADOR DE LA ORDEN DE LA MERCED



Pedro Nolasco nació entre los años 1180 y 1182, en Francia, en el pueblo de Mas de las Santas Puellas, entre Toulouse y Carcassonne, en la región del Languedoc.
Procedía de una familia cristiana. Sus padres debieron llamarse Guillermo y Teodora y habrían sido nobles o, lo más seguro, mercaderes. No se tienen mayores datos acerca de su infancia y adolescencia.

No se sabe exactamente la edad en que Pedro quedó huérfano. Algunos aseguran que perdió a su padre cuando tenía poco más de quince años. Otros hablan de veinte, incluso de veinticinco años. La muerte de su madre acaeció inmediatamente después de la de su padre.

Para escapar del influjo de los herejes, emigra a Cataluña y su presencia en Barcelona se detecta con suficiente seguridad en el año 1203, cuando tenía cerca de veinte años.
En Barcelona, Pedro Nolasco nace por segunda vez. Es allí donde brota su vocación singular: dedicarse a la liberación de los cristianos caídos como esclavos en manos de los moros.

En aquellos años, algunos territorios españoles aún viven bajo la invasión musulmana y uno de los efectos más llamativos de ella es sin duda la esclavitud. Los esclavos cristianos en manos de los musulmanes, y los de otras religiones también, recibían el nombre de cautivos y se les sometía a toda clase  de servicios duros y humillantes. La condición de cautivo se asemejaba a la de un animal u objeto en manos de un amo.

Pedro Nolasco, por su condición de mercader, conoce esta trágica situación y sabe que una de las maneras de liberarlos es a través del pago de un rescate. Por ello, no duda en vender todas sus pertenencias. Su gesto, a pesar de la reserva y humildad con que lo realiza, no pasa inadvertido y algunos jóvenes le imitan. Juntos hacen diversas redenciones, liberando a prisioneros cristianos a cambio de dinero (algunos hablan de miles de cristianos liberados por Pedro y sus amigos, aunque es imposible precisarlo).

Los fondos aportados por todos se agotan y maduran la idea de pedir limosna para ese fin específico, convencidos de que sólo cuando se ha dado todo, puede empezarse a pedir. Viajan por diversos pueblos y ciudades, no sólo recogiendo dinero, sino que sensibilizando a la gente sobre la situación de los cautivos. Comprometen la cabeza y el corazón de las personas y no sólo sus bolsillos, convenciéndolas que la liberación de los cristianos es algo que incumbe a toda la comunidad.

Presionado por la urgente necesidad de su tarea redentora, y viéndose sin dinero, se dice que más de una vez concibió el proyecto de venderse a sí mismo para liberar a los cautivos.

En la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, cercano a los cuarenta años, Pedro Nolasco tiene una fuerte experiencia espiritual. La Virgen María de la Merced se le aparece, para orientarlo y avalarlo en su tarea de liberación. Por ello debe organizarse, estructurando mejor la empresa redentora, y concibe la idea de fundar una orden religiosa: la Orden de la Merced.

 La Fundación de la Orden se realiza el día de agosto de 1218 en la catedral de Barcelona, dedicada a la Santa Cruz y a Santa Eulalia, en ceremonia abierta, con testigos del pueblo, del reino y de la Iglesia.
      
Nolasco y sus amigos hacen profesión de redentores; el rey Jaime I de Aragón les arma caballeros y el obispo Don Berenguer de Palou acepta su consagración como religiosos y les impone el hábito blanco. De esta manera se consagra a Dios, para consagrarse mejor a los hombres.
      
Pedro Nolasco se puso a la cabeza de la nueva familia, que después tomó el nombre de "Santa María de la Merced para la redención de los cautivos", y se impuso un ordenamiento jurídico semejante a las órdenes de caballería y militares, aunque diferenciándose claramente de ellas en el espíritu, la finalidad  y los medios.
      
El fin específico de la Orden se fijó en la "visita y redención" de los cautivos cristianos, selladas con el Cuarto Voto de redención, por el cual el mercedario se compromete a dar la vida, si es necesario, por la libertad del cautivo en peligro de perder su fe. El rey Jaime I asignó a los frailes de la Merced, como primera residencia, el viejo hospital de Santa Eulalia, vecino al palacio real. Más tarde, en 1243, se instalan en su nueva sede.
      
Pedro Nolasco tiene la alegría de ver aprobada su Orden por el papa Gregorio IX mediante la bula Devotionis Vestrae, el 17 de enero de 1235. Una gran fecha para la vida y para la historia mercedaria.
      
La fecha de su muerte es el 6 de mayo de 1249. A esa fecha, la Orden contaba con unos cien hermanos religiosos.
      
La herencia redentora de Pedro Nolasco quedó fijada en las Constituciones de la Orden de 1272, que constituyen una especie de carta magna de la liberación mercedaria.
      
Pedro Nolasco fue proclamado beato en 1628. finalmente, el 11 de junio de 1664, gracias al papa Alejandro VII, pasó a ser considerado santo a todos los efectos.

Fuente: Trípticos Santos Mercedarios, CSPN de Santiago, Edición 1997.