Antes del momento de convivencia, las fraternidades participaron en una reflexión espiritual guiada por Ingrid Inostroza Tobar, titulada: El Misterio que Llama y Levanta: Contemplación de la Conversión de San Mateo.
En un clima de oración, se meditó sobre la figura de San Mateo, apóstol y evangelista, como testigo privilegiado de la misericordia de Dios. Se destacó cómo, a pesar de sus seguridades externas, Mateo vivía una profunda inquietud interior hasta el momento en que Cristo lo miró con ternura y lo llamó con la palabra decisiva: “Sígueme.” La reflexión subrayó la prontitud de Mateo al levantarse y responder sin vacilaciones, iniciando así un camino nuevo donde la gracia transforma y eleva. Su testimonio recuerda que ningún corazón está lejos ni ningún pasado es tan oscuro que quede fuera del alcance de la misericordia divina. Finalmente, se invitó a los presentes a escuchar nuevamente el llamado del Señor, a levantarse con humildad y a disponerse a la obra renovadora del Espíritu, acogiendo cada día la mirada de Cristo. Que la intercesión de San Mateo nos ayude a recibir, con docilidad y confianza, la mirada del Señor que nos llama a una vida nueva.



