Se cumple un nuevo año de la Fundación de la Orden de la
Merced y pronto a llegar a
los 800 años desde que ese hombre lleno del amor de Dios y dispuesto a servir al prójimo
como su hermano, escuchara el llamado de Cristo el Señor a través de nuestra Madre María, de que era hora de redimir a los
cautivos que sufrían producto de una situación social, política y
religiosa insostenible. Ese hombre
santo era Pedro
Nolasco.
Damos gracias a Dios por estos años en que ese carisma y espiritualidad también llegara a nuestra América y a nuestro
país con los primeros conquistadores venidos de
España.
La tarea evangelizadora no fue
fácil y hubo que sortear muchos obstáculos para entregar la palabra de Dios.
Pero nada ha sido en vano. Chile en más
de 500
años ha conocido el
arduo trabajo de los Padres Misioneros Mercedarios que han ido dejando huellas imborrables en nuestro territorio.
La fe en Cristo y el
amor a nuestra Madre María de la Merced ha calado hondo en el corazón de nuestro pueblo. Son muchos los que celebran con cariño y
devoción fiestas de santos mercedarios y en especial a María madre de Jesús.
Hoy la tarea iniciada por Pedro Nolasco no termina y las nuevas cautividades del siglo XXI así lo señalan. Cristo sigue sufriente por tantos hermanos presos de situaciones inhumanas e incluso volvemos al tráfico y
venta de personas como esclavos con serias amenazas para renunciar a su
fe.
Renovamos en este nuevo aniversario nuestro compromiso
de seguir a Cristo Redentor y
llevar el evangelio
a todas partes
especialmente a los que sufren.