miércoles, 29 de mayo de 2019

ENCUENTRO ZONAL "SAN RAMÓN NONATO"

Este sábado 25 de mayo, se realizó en el histórico Convento Mercedario de Rancagua el Encuentro de Fraternidades de la zona "San Ramón Nonato".

De acuerdo a la invitación realizada por los dueños de casa, se desarrolló el programa de trabajo oración y formación junto a la presencia de los fraternos de Melipilla.

La formación estuvo a cargo del Padre Asesor Nacional Fr. Carlos Anselmo Espinoza I. Cumplida esta etapa de la mañana a las 13:00 horas se dio comienzo a la Santa Eucaristía en el remozado Templo.

Seguidamente se compartió un fraternal almuerzo para continuar por la tarde con la etapa de reflexión de lo tratado como de las diversas preguntas señaladas por los asistentes.

Se pudo ser testigo del numeroso público que llegó a visitar el lugar en el día del Patrimonio Nacional. Cabe recordar que este lugar  fue testigo y un espacio importante para la atención de los heridos en el desastre de Rancagua.

Felices de compartir una feliz y exitoso Encuentro se despidieron las delegaciones asistentes.

En la biblioteca del Convento, fraternos de las FLM de Rancagua, 
Melipilla, Directiva Nacional, participando atentamente en el 
momento de formación y reflexión.

Celebración de la Eucaristía en el Templo, presidida por el 
P. Anselmo Espinoza, y co-celebrada por el P. José Luis Jorquera

lunes, 6 de mayo de 2019

6 DE MAYO - SAN PEDRO NOLASCO - RELIGIOSO Y FUNDADOR



NOTAS HISTÓRICAS

Pedro Nolasco vive en el entorno medieval de Barcelona, en el que desde joven ejerce el oficio de mercader, oficio que hereda de su padre y que continuará durante toda su vida. Si a Pedro el pescador de Galilea, Jesús lo llamó a ser pescador a hombres, a Pedro Nolasco lo llamará a ser mercader de libertad. Descubre en su contacto con el puerto de Barcelona y con los de la ribera del Mediterráneo la llaga de la cautividad marcada en la vida y existencia de tantos hombres, mujeres y niños que ven truncada su existencia, en manos de los enemigos de la Ley de Cristo. Existía en aquel momento la función de redentor de cautivos, que llevaban a cabo exeas y alfaqueques. Pero los cautivos pobres, no tenían quien procurase por ellos y estaban abocados a morir en su mísera situación o a renegar de su fe.

Ante este drama que toca su corazón, Pedro decide embarcarse en la tarea de redimir a los pobres cautivos, invirtiendo primero sus bienes, luego incorporando a la obra redentora a sus amigos. Pero cuando los ánimos decaen, las fuerzas no llegan y los caudales se quedan cortos, Pedro Nolasco siente cómo María le anima a seguir, a no desfallecer ante el sufrimiento de los demás.

Y la Merced surge desde la pequeñez y la humildad como pequeña fraternidad de hermanos redentores que se desviven por conseguir limosnas con las que organizar la redención de los pobres cautivos. En una fecha que la tradición marca como el 10 de agosto de 1218 aquella fraternidad del Hospital de santa Eulalia de Barcelona con el apoyo real y eclesiástico se forma como orden religiosa en la que todos están dispuestos a dar la vida por los cautivos.

El sur de Francia, Calatuña, Mallorca, Valencia, Aragón y Castilla van viendo surgir casas de Merced que con pocos pero animosos religiosos llevan el mensaje de libertad por los polvorientos caminos de la Península y se atreven a cruzar el Mediterráneo para ser esperanza para los cautivos. En 1235, logra del papa Gregorio IX la confirmación pontificia de la Orden con la bula Devotionis vestrae.

La vida de Pedro Nolasco se va desgastando entre los muchos viajes y cavilaciones por los cautivos, la preocupación por los religiosos y para que no falten las limosnas de la redención, finalizando su peregrinación terrena en Barcelona, en su convento construido en el arenal de la Vilanova, junto al mar, el 6 de mayo de 1245.

La Congregación de Ritos aprobó el culto inmemorial el 30 de septiembre de 1628, y el 19 de junio de 1655 se incluyó su nombre en el Martirologio Romano. El papa Alejandro VII extendió su culto a toda la Iglesia el 11 de junio de 1664.

NOTAS PASTORALES

Pedro Nolasco es el mercader de libertad; así lo llama Alesandro Pronzato en su biografía. No en vano ha sido llamado a continuar el oficio de su padre, pero dándole una dimensión nueva. Ha encontrado la perla preciosa del Evangelio y el tesoro escondido en el campo por el que vale la pena venderlo todo, perderlo todo para conseguir un tesoro mayor. Ahí radica la novedad de Pedro Nolasco en el contexto medieval y que se proyecta hasta nuestros días. ¿Quién era capaz de ver tras los ropajes del cautivo no solo alguien digno de lástima, alguien de quien compadecerse, sino alguien por quien comprometerse hasta el punto de arriesgar e incluso dar la vida como moneda de rescate? ¿Para qué complicarte la existencia, si la vida ya es bastante dura, como no ocuparte de los demás? ¿Cuáles fueron las dificultades que tuvo que vencer Nolasco para salir de sí e ir al encuentro de los cautivos? Quizá no lo sabremos con exactitud, pero no serían muy diferentes a las que podríamos sentir cada uno de nosotros.

Y seguramente no les falta razón. Pero a veces hay que dejarse llevar por la fuerza del corazón que arriesga, que lo arriesga todo, que está dispuesto a todo, a perderlo todo por dar y devolver al otro una parte para que pueda vivir. Cuando la vida es arrebatada a tantos, cuando la dignidad se desvirtúa, cuando el otro no cuenta, el mercader Pedro Nolasco sigue siendo el que apuesta por un mundo nuevo en el que las cadenas hayan caído definitivamente. Y esa transformación no se hará realidad sin el compromiso de otros enamorados de la libertad de Cristo sean capaces de arriesgarse hasta dar la vida como el Maestro la dio por nosotros.

La figura de Pedro Nolasco se agiganta con el paso de los siglos. Y ahora ocho siglos más tarde, es figura del hombre comprometido, arriesgado por la causa de la humanidad cautiva y perseguida; es el hombre nuevo, que deja todo para embarcarse en la empresa más difícil: devolver la libertad para vivir la fe. Hoy Pedro Nolasco sigue siendo aquel que no teme dar la vida por amor al otro. Hoy es el nuevo redentor que se mete en los lugares de la opresión, en las nuevas mazmorras, en los nuevos grilletes…para cambiarse por el otro.
Fuente: La Merced en la liturgia