Santiago, 28 de febrero de 2019
Apreciados hermanos y hermanas de las Fraternidades Laicales
Mercedarias:
Con todo cariño
me dirijo a ustedes después de haber vivido el hermoso Jubileo de los 800 Años
de la Orden y Familia Mercedaria. Gracias a Dios ha sido “un año de gracia del Señor” como nos lo recordó el Papa Francisco.
Vivimos el sentido y presencia de ser parte de la Familia Mercedaria integrada
por religiosos, religiosas y la inmensa porción de los laicos, todos animados
por el mismo Espíritu de Dios, tras la huellas de nuestro único maestro y
modelo, Cristo Redentor, movidos por el extraordinario ejemplo de San Pedro
Nolasco, nuestro Padre Fundador, y bajo la maternal presencia de María de la
Merced, Nuestra Madre y Celestial Patrona. Palpamos que somos Familia
Mercedaria en profunda comunión con la Orden que nos ha regalado el carisma
redentor, la misión y la espiritualidad con el enorme testimonio de ocho siglos
de presencia y compromiso. ¡Es hermoso sentir la hermandad con todas las
generaciones que nos han precedido desde aquel siempre recordado 10 de agosto
de 1218! Somos portadores de una vocación y misión con sello redentor y profundamente
humanista, lo que nos llama a renovar nuestro compromiso en el tiempo presente.
El fuego redentor no puede apagarse, hay que atizarlo, mantenerlo para que siga
encendiendo fuegos de fe, de redención, de caridad. Si no fuera así, nuestra
celebración del Jubileo no sería más que algo que pasó “sin pena ni gloria”.
Por el contrario, los 800 Años viven en cada uno de los miembros de la Orden y
de la Familia Mercedaria.
Dicho esto a modo
de recuerdo agradecido, quiero dar las gracias a cada uno de ustedes y a cada
fraternidad por el esfuerzo y empeño que pusieron en la Campaña Redentora del
2018 cuyos detalles nos fueron comunicados por la Sra. Paulina de la Carrera,
directora nacional de la FLM. La tarea encomendada no fue fácil si tenemos
presente las dificultades económicas que vivió el país. Aunque siempre
aspiramos a más, el resultado de la Campaña fue muy bueno. Corresponde
agradecer a los directores de las FLM y a cada participante por el esfuerzo
desplegado y por la constancia para obtener los mejores resultados posibles.
Junto a ellos, agradecer a los religiosos asesores y a cuantos hacen posible
esta actividad con su apoyo y disposición a promover la Campaña Redentora en
los espacios pastorales del lugar.
No dejaré de
destacar la elaboración y oportuna entrega de los materiales de la Campaña, lo
que corresponde a la actual directiva nacional de la FLM. Agradezco su
compromiso con la causa, su actitud de servicio y su disponibilidad constante
para ayudar a las fraternidades a caminar tras las huellas de Cristo Redentor,
sin ahorrar esfuerzos por comprometerse con la misión redentora de la Orden y
Familia Mercedaria. La identidad no se sostiene sólo con buenos deseos sino con
las obras de evangelización y de promoción humana. Pero si éstas no están sostenidas
por un fuerte sentido de identidad y de pertenencia a la Orden serán obras
muertas. Es el Espíritu de Cristo Redentor el que da vida y sentido a nuestra
vida y misión.
Apreciados
fraternos. La Provincia tiene nuevo gobierno como resultado de la celebración
del XVII° Capítulo Provincial, después del Concilio Vaticano II. Es
indispensable acoger con el Capítulo la necesidad de cuidar la verdadera
fraternización de las FLM y de toda comunidad que quiera identificarse con el
evangelio de Cristo Redentor. Siempre la hermandad es un desafío porque no es
fácil vencer del todo los individualismos, egoísmos, narcisismos, rivalidades,
envidias, prejuicios y todo lo que se opone a construir con los demás una
verdadera fraternidad profundamente humana y evangélica. Que este año sea una
ocasión para cuidar, acrecentar, construir, sostener e impulsar una mejor
convivencia a todo nivel. Sólo así haremos el evangelio más creíble y nuestras
fraternidades responderán mejor a su título oficial.
Nada más por ahora.
Que tengan mucho ánimo y voluntad de vivir este año 2019 con mucha entrega y
convicción. Como miembros del santo Pueblo de Dios que peregrina en Chile hay
que acoger el llamado del Papa Francisco cuando dice: “Exige trabajar entre todos para generar una cultura del cuidado que
impregne nuestras formas de relacionarnos, de rezar, de pensar, de vivir la
autoridad; nuestras costumbres y lenguajes y nuestra relación con el poder y el
dinero, que nos permita caminar hacia una cultura del cuidado y protección”.
Ciertamente lo que estamos viviendo en nuestra Iglesia no se soluciona
simplemente con cambios de personas. Es fundamental renovar nuestras
conciencias como Pueblo de Dios en Chile y centrar nuestra atención en la
conversión personal y comunitaria, para que nuestra vida sea más evangélica,
más visible como comunidad de discípulos de Cristo Redentor.
Les
reitero la gratitud y reconocimiento por el trabajo y resultado de la Campaña
Redentora 2018 y les saludo fraternalmente en Cristo Redentor, esperando que se
encuentren muy bien y con ánimo para reiniciar las tareas programadas para este
año 2019.
Fr.
Carlos Anselmo Espinoza Ibacache, O. de M