martes, 30 de abril de 2019

27 de ABRIL SAN PEDRO ARMENGOL - RELIGIOSO Y MARTIR

NOTAS HISTÓRICAS

Los datos tradicionales de su vida nos recuerdan que nació en La Guardia dels Prats, en la provincia de Tarragona, a mediados del siglo XIII. Su vida juvenil es el exponente de una violencia y rebeldía contra todos, que le hace toparse con las fuerzas del rey Jaime I, por lo que es condenado.

Habiendo implorado el perdón, y por los méritos contraídos por su padre, de la noble familia de los Armengol, es indultado e ingresó en la Orden de la Merced, distinguiéndose por su fuerte espíritu de penitencia y su valor para llevar adelante las redenciones de cautivos, de tal forma que participó en varias de ellas. En la redención de 1266, fue nombrado redentor junto a fr. Guillermo de Florencia, dirigiéndose hacia Bujía, en la costa de Argelia. De esa redención se habla que redimieron 118 cautivos. Pero una vez preparados para embarcar y regresar a Barcelona les llegó la noticia de que un grupo de 20 muchachos desesperanzados de ser liberados y tentados con el señuelo de las promesas de sus dueños, estaban resueltos a renegar de la fe cristiana. Deliberaron los dos redentores y quedó como rehén fr. Pedro Armengol. Al no llegar en el tiempo convenido el precio del rescate, sufrió martirio, siendo colgado de un árbol. Sin embargo, no murió, sino que cuando llegó su compañero fr. Guillermo con el precio del rescate, lo encontró todavía con vida, que él atribuyó a la protección de la virgen María que lo sostuvo en la horca.
La iconografía del santo lo presenta por esta razón, con la cuerda de la horca en el cuello. Vuelto a su convento llevó una vida de gran penitencia y austeridad, siendo motivo de veneración a lo largo de su vida. Murió en el convento de La Guardia dels Prats en 1304. Sus reliquias se conservan hasta el día de hoy en la ermita de su pueblo natal.

El papa Inocencio XI confirmó el culto inmemorial el 28 de marzo de 1686. Al año siguiente fue concedido el rezo del Oficio y la celebración de la Misa propia y su nombre fue incluido en el Martirologio Romano el 14 de octubre de 1688.

NOTAS PASTORALES

Pedro es un joven rebelde. Toda su vida está marcada por esta rebeldía. Dicen que los jóvenes son rebeldes. Incluso hay alguna película un poco antigua, que se titula Rebelde sin causa. Podría haber sido el arquetipo del hijo del padre misericordioso de la parábola de Jesús, pero no sabemos si tenía más hermanos, y su rebeldía le lleva a la violencia, a atacar a los demás, incluso a su propio padre. Y si el hijo menor de la parábola se arrepiente, cuando le toca mal comer cuidando cerdos; Pedro, se convierte cuando, el juicio del rey lo condena. Es entonces, cuando recapacita. Y se convierte, cambia. Se da cuenta de la torpeza de sus actos, de cómo iba a terminar: en una horca.

No importa tropezar, lo que es realmente necesario es tener la valentía de reconocerse necesitado para levantarse y con ganas de hacerlo. Empezar de nuevo no es difícil, pero sí muy arriesgado, porque significa luchar contra la costumbre, contra lo habitual. La conversión suena a palabra hueca, vacía y sin contenido. Hacer de la vida algo único significa no dejarse arrastrar por lo que no es vida. Cuántas veces hemos escuchado eso de Vive la vida. Pero qué difícil es hacer de la vida tu propio proyecto.

Pedro Armengol es el mercedario amigo de los jóvenes a los que plantea retos para su vida, para que no se acobarden, para que sean protagonistas. En la vida de Pedro hay momentos de todo y para todo, momentos de lucha, de violencia, de aislamiento, de muerte y destrucción; pero también hay momentos muy luminosos, cuando descubre que su vida es para darla, para compartirla, para entregarla, para ser generoso.

Empieza a ser feliz cuando sale de sí mismo y se embarca en la aventura de compartirla con los demás, a arriesgarse por los demás, a cruzar los mares para llegar a la otra orilla, a la orilla de la cautividad, donde le esperan los otros que le están interpelando. Los otros son los que nos sacan de nuestras casillas, los que nos cuestionan nuestra auto-referencialidad, y los que nos colocan en el camino de la donación de la propia vida. No te descuides de mirar, escuchar y acoger a los otros.

Pedro Armengol, el preocupado de sí mismo, se deja llevar por el proyecto de Jesús, haciendo realidad que no hay mayor amor que dar la vida, ha descubierto lo principal, capaz de amar así el estilo del Maestro.